¿Son la genética y el entorno social factores cruciales para una buena salud mental?

Rúdiger Muñoz Rodríguez

Rúdiger Muñoz Rodríguez

Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
Infancia y Adolescencia

“¡Estoy muy preocupado! Mi hermano ha empezado a tener un tratamiento psiquiátrico y mi padre tuvo varios brotes psicóticos. ¿Me pregunto hasta qué punto puede influir el peso genético en la transmisión de enfermedades mentales?” Está reflexión no es única ni puntual. Se la hacen los pacientes y sus familias en numerosas ocasiones después de un episodio psicótico, un intento de suicidio o el diagnóstico de cualquier trastorno mental grave. Inquietudes y preguntas que cada vez más profesionales recogen para realizar estudios e investigaciones.

Los trastornos mentales son problemas de salud que afectan a la manera de cómo las personas piensan, sienten y actúan. Y pueden cambiar la vida de formas significativas: cómo las personas se enfrentan a la vida, se ganan su sustento y se relacionan con los demás.

Afortunadamente vemos como en una parte pequeña del mundo se está perdiendo el miedo a hablar sobre salud mental. Hecho muy significativo porque es la base para luchar contra ese tipo de enfermedades.

Las investigaciones realizadas y financiadas por varios institutos de salud mental han descubierto que muchos trastornos mentales son causa de una combinación de factores biológicos, ambientales, psicológicos y genéticos. De hecho, un creciente número de investigaciones ha revelado que ciertos genes y variaciones genéticas se asocian con trastornos mentales. Con el avance de la neurociencia y la genética en los últimos años, se ha podido encontrar que las enfermedades mentales sí tienen una carga en el genoma humano que pueden hacer a una persona más vulnerable a padecerlas.

Es un buen punto de partida indagar en el historial de la salud familiar o visitar un consejero genético. Ciertas enfermedades mentales tienden a ser hereditarias, por lo que tener un pariente cercano con un trastorno mental podría significar que se corre un mayor riesgo de tenerlo. Pero, no necesariamente significa que se vaya a padecer. Sin embargo, te puede ayudar a determinar si corres un mayor riesgo de desarrollar ciertos trastornos. Esto también puede ayudar al médico a recomendar acciones para reducir su riesgo y puede ayudar a buscar señales de aviso tempranas.

El servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón cuenta con el primer Programa de Genética y Salud Mental de la Comunidad de Madrid y pionero en España. Celso Arango, jefe de servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Marañón lo puso en marcha en 20015, con el fin de tratar a todas las personas diagnosticadas con síndromes genéticos que tengan características de salud mental y que requieran tanto prevención como tratamiento.

Dispone de una consulta específica para la asistencia psiquiátrica y psicológica a personas de cualquier edad con diagnóstico de síndromes genéticos asociados con problemas de salud mental como los síndromes de deleción y duplicación 22q11.2 (Alrededor del 80 % de los casos diagnosticados de esta enfermedad, además de padecer múltiples patologías, tienen asociados síntomas de ansiedad, depresión, falta de adaptación, hiperactividad, autismo, psicosis e incluso síntomas obsesivos, entre otros.), el síndrome de Prader-Willi, el síndrome de Phelan McDermid o el síndrome de Jacobsen, entre otros.

Sabemos que los trastornos mentales graves tienen una alta probabilidad de que puedan ser heredados y admiten, además, una gran variedad de orígenes. Esta combinación interacciona de una forma dinámica y compleja con muchos factores ambientales, decisivos para que alguien desarrolle o no el cuadro clínico. El grupo del doctor Celso Arango, del Hospital Gregorio Marañón, ha analizado la interacción gen-ambiente en varios trastornos. Por ejemplo, ha abordado el papel de la soledad y el aislamiento social en el desarrollo de esquizofrenia y sus bases genéticas compartidas.

 
Nos fijamos ahora en ¿cuáles son los factores ambientales?

Enumeramos algunos de ellos: las complicaciones en el embarazo y parto, los eventos adversos en la infancia y adolescencia, la agresividad en la familia, el consumo de drogas, un nivel bajo socioeconómico o pertenecer a minorías poco integradas. Por otro lado, también nos fijamos en el papel nocivo que pueden ejercer una vida sedentaria, una mala alimentación, un exceso de pantallas (televisión y Redes Sociales), y la falta o calidad del sueño.

En esta sociedad que vive en un “correquetepillo” es necesario echar el freno y desplegar las neuronas para pensar en lo que nos hace felices, pese a la sensación de no tener ese tiempo para frenar.

 

No olvidemos el humor y el espíritu positivo y esas pequeñas cosas que nos reconfortan cada día.

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