¿Qué podemos hacer como padres si observamos que nuestro hijo/a empieza a tener dificultades para comer o malestar en torno a los alimentos?

Doctor and mental hospital patient

Ya desde la primera infancia pueden presentarse dificultades asociadas a los alimentos y al momento de las comidas. Hay que tener en cuenta que la ingesta es algo que nos acompaña a lo largo de todo el período evolutivo, desde que nacemos hasta que morimos. La alimentación y el cuerpo son, desde que somos niños, el vehículo y la manera para expresar bienestar, agrado y/o malestar psicológico con aquellas personas con las que convivimos (padres/ hermanos) y que nos rodean (familiares/ amigos) así como el entorno en el que crecemos. Nos relacionamos a través de la comida y celebramos juntos momentos importantes de nuestra vida en los que el alimento está muy presente (un bautizo, un cumpleaños, un final de curso…). 

Ante la presentación de dificultades para comer, tensión o malestar en torno a los alimentos por nuestro hijo/a, y como padres, es importante en los primeros momentos y desde la mayor serenidad posible observar, acercarse a nuestro hijo/a, preguntar sin juzgar y entender que se han presentado unas dificultades con la alimentación que posiblemente requerirán de un consejo profesional y, tal vez, de una intervención especializada. 

Si observamos que empieza a cambiar su forma de relacionarse con la comida deberemos acudir y solicitar consejo a un especialista de la salud (pediatra o médico referente) quién podrá realizar una primera recogida de dichas dificultades. Es importante que expongamos en qué aspectos observamos que ha cambiado su relación con la comida (cantidad de alimentos, miedo a comer acompañado/a, alimentos que empieza a “prohibirse”, tensión alrededor de las comidas, discusiones en torno a la preparación de los alimentos…) y si además vemos otros cambios como, por ejemplo, alteración en su estado anímico, mayor nerviosismo, irritabilidad, aumento de movimiento físico…

En caso de requerirlo, cuando se objetive una elevada repercusión en su salud física y psicológica, deberá realizarse la derivación del/la menor a una unidad especializada o de referencia en trastornos de la alimentación para proceder a una evaluación y exploración más completa. Con la ayuda de un equipo multidisciplinar se realizará la indicación de tratamiento más adecuada. 

Estar preparados para el acompañamiento de nuestro hijo/a y dejarnos guiar por los profesionales de la salud son dos ingredientes fundamentales en la receta del buen hacer ante los primeros signos de alarma de un trastorno del comportamiento alimentario.

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