¿Qué es un brote psicótico?

Rúdiger Muñoz Rodríguez

Rúdiger Muñoz Rodríguez

Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
Infancia y Adolescencia

A veces escuchamos expresiones relacionadas con la salud mental y no estamos muy seguros de saber a ciencia cierta lo que significan. Lo cierto es que están cada vez más presente en los medios de comunicación, y en todo tipo de ficción, ya sea audiovisual o libros.

Un brote psicótico consiste en perder el contacto con la realidad de manera temporal. La persona que padece uno de estos episodios, no diferencia si lo que ocurre a su alrededor, es real o no. En general, todo lo que percibe lo vive como si fuera real. Puede ver cosas, personas, o tener cualquier otra imagen, que percibe como real y auténtica pero que no lo es. O bien, puede oír voces, que nadie más podrá oír, que también creerá que son reales. Es muy frecuente que, la persona suponga que le persiguen o le vigilen para hacerle daño. 

Muchas veces se confunde un brote psicótico con una esquizofrenia, hasta el punto de llegar a creer que son lo mismo. Sin embargo, la esquizofrenia, es un tipo de trastorno psicótico de mayor duración, que lleva asociado un tratamiento médico-psicológico y ocupacional duradero en el tiempo. El brote psicótico en cambio es un trastorno más agudo y de menor duración que la esquizofrenia. 

¿Por qué se produce un brote psicótico?

Hay diferentes motivos:

  • Se sabe que existe una predisposición genética. Ésta, unida a algunos factores ambientales, puede hacer que provoque un brote. 
  • Pueden aparecer en personas diagnosticadas de esquizofrenia o de trastorno paranoide, sobre todo cuando dejan de tomarse la medicación que tienen prescrita. 
  • En las personas que sufren un trastorno bipolar, o trastorno límite de la personalidad, también puede aparecer alguno de estos episodios. 
  • Pero también, en personas que no tienen ninguno de los trastornos anteriores, puede aparecer un brote, de manera puntual. Por ejemplo, tras una situación de estrés muy elevado, o bien, por el consumo de algunas drogas como son el cannabis o algún alucinógeno, o el alcohol.

 

Muchas fuentes hospitalarias señalan que la edad en la que suelen aparecer estos trastornos se sitúa entre los 18 y 25 años. Pero lo cierto, es que ya desde los 14 se detecta brotes psicóticos. Según la Clínica López Ibor, los episodios psicóticos no suponen un diagnóstico per se; no obstante, niños que presentan otros problemas de salud mental son más proclives a sufrir un episodio psicótico, como son trastornos del estado de ánimo o trastornos del espectro autista.

Creo como psicólogo clínico, que en familias con antecedentes de síntomas psicóticos se debe prestar especial atención. Pero siempre estar vigilantes de los precipitantes que hacen más probable la aparición de un brote psicótico: tomar sustancias psicoactivas, vivir un periodo de estrés intenso o una pérdida de interés mantenidos en el tiempo, alteraciones de sueño o insomnio, cambios en la conducta significativos con sus amigos o el aislamiento social, prestar atención al estado anímico… La prevención de estos episodios es compleja, ya que a menudo son imprevisibles y generados por la combinación de diferentes aspectos. 

Las personas con factores de riesgo (como antecedentes personales o familiares de trastornos psiquiátricos asociados con síntomas psicóticos) pueden beneficiarse de psicoterapia individual y psicoeducación familiar, junto con grupos terapéuticos para evitar situaciones de riesgo. Estas medidas, además, reducen la gravedad y el impacto del episodio, ya que permiten detectar de manera más temprana síntomas y actitudes previas. El hecho de contar con una red sólida de apoyos familiares y sociales resulta muy beneficioso en la recuperación del paciente, así como en su reintegración ocupacional y social, lo que a su vez reduce las posibilidades de sufrir nuevos brotes y, desde luego, la gravedad y el impacto de los mismos en su salud y en su día a día.

 

¿Qué hacer si un día un hijo nos sorprende con un brote psicótico?

Muchos episodios son transitorios en su variante más grave o visible, por lo que, una vez que cesa, muchas personas minimizan su importancia y no piden ayuda profesional. Para mí es un grave error. Lo que recomiendo es que se consulte con un profesional para determinar el diagnóstico y el tratamiento más idóneo. La evolución es siempre más favorable cuanto antes se reciba ayuda profesional, concretamente de psicólogos clínicos y psiquiatras.

La atención especializada de un equipo de salud mental es necesaria para ajustar los recursos a las necesidades de cada momento: psiquiatra, psicólogo clínico, terapeuta ocupacional, enfermero, educador social… Me inclino, y tal como consta en las guías de práctica clínica, por un tratamiento multidisciplinar. Hay que promover además la salud y potenciar factores de protección ante la posibilidad de un nuevo episodio. En este momento es importante trabajar con el paciente y sus allegados, ya que el ambiente sociofamiliar influye en la probabilidad de apariencia de un nuevo episodio.

 

Seguimos dando visibilidad a los múltiples trastornos de la salud mental. Cuanto más se sepa sobre ellos mejor se podrá actuar.

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