El papel de la familia en la enfermedad mental

Rúdiger Muñoz Rodríguez

Rúdiger Muñoz Rodríguez

Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
Infancia y Adolescencia

Los datos ponen los pelos de punta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 1.000 millones de personas en el mundo viven con un trastorno mental y una de cada cuatro personas podría sufrir un trastorno mental a lo largo de su vida. El suicidio es ya la segunda causa de mortalidad entre jóvenes de 15 a 29 años. Sin embargo, a los trastornos de la salud mental no se les mira de frente, como sucede con las patologías cardiacas, el cáncer o la diabetes, por citar solo unos ejemplos.

Las personas que padecen una enfermedad mental, además, tienen que convivir con la idea compartida socialmente sobre su supuesta condición de que son personas peligrosas, que tal vez si hablo con esa persona me va a hacer sentir mal, que me va a “pegar sus males mentales”…estas son ideas incluso que me trasladan en consulta los padres, preocupados porque a su hijo/a la dejan de lado en recreos, cumpleaños, quedadas…

La estigmatización constituye un problema de grandes repercusiones, no solo por el sufrimiento propio de la enfermedad de quien lo padece, sino que puede extenderse también a los familiares en cuanto a discriminación, rechazo, ocultamiento y exclusión por las ideas negativas que se construyen alrededor de ellos (“no saben cuidar a su hijo/a”, “que mal que lo deben estar haciendo para que su hijo/a haya acabo así”…).   

En la mayoría de los casos la familia completa convive con la enfermedad mental grave  ya que es la que brinda en mayor medida el cuidado y apoyo. De esta forma, la familia sufre los síntomas, los efectos positivos y negativos de los tratamientos, y el proceso de recuperación, además de vivir su propio proceso de duelo por las implicaciones de la enfermedad como tal.

Las familias, algunas veces, sienten como si estuvieran subidos en una montaña rusa como respuesta a los periodos de recaídas y remisiones que suelen marcar el curso de una enfermedad mental.

Las conclusiones de un estudio reciente en familiares cuidadores de la Universidad de Navarra, sugiere que las familias desean una optimización de su relación con el personal sanitario, en especial con los psiquiatras y psicólogos de referencia. Demandan poder participar más activamente en la toma de decisiones con respecto a su familiar, y tener una mayor comunicación con ellos. Solicitan una atención más directa y personalizada a todos los miembros de la familia. Es decir, quieren saber más, estar mejor preparados y estar más acompañados en todo el proceso.

 “En los casos de trastornos como los de alimentación, personalidad, emocionales o depresión y ansiedad, es muy importante que las familias participen de las terapias. El problema llega con otras que están más desatendidas, como es el caso de las que tienen hijos con adicciones o que plantean situaciones peligrosas. El problema es la falta de recursos para la salud mental. En general, hay una carencia de ellos, lo que provoca el agravamiento de los casos. Si los tuviéramos, no habría casos tan preocupantes, documenta el Dr. Jose Luís Carrasco  catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid y jefe de la Unidad de Trastornos de la Personalidad del Hospital Clínico San Carlos, también en la capital.

Las investigaciones han demostrado que con programas en los cuales se da información acerca de le enfermedad y se realiza un entrenamiento en habilidades sobre el manejo de la misma, se reducen los reingresos hospitalarios. Todo esto indica que la familia requiere información y preparación.

En los últimos años hemos realizado grandes esfuerzos por mejorar la atención de las personas con enfermedad mental y la de sus familias…pero aún nos queda mucho por lo que luchar!

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