¿Cómo contar a tus padres que sufres un trastorno alimentario?

Rúdiger Muñoz Rodríguez

Rúdiger Muñoz Rodríguez

Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
Infancia y Adolescencia

Es el acoso o maltrato psicológico que se ejerce contra una persona. Se comete a través de mensajes de móvil o publicaciones en páginas web, plataformas o redes sociales como Instagram. En definitiva, una palabra que encierra mucho dolor y preocupación en toda la sociedad.

Los insultos y amenazas pueden convertir la vida de la persona afectada en un infierno, afectando a su autoestima y su seguridad. Las víctimas pueden sufrir estrés emocional y o rechazo social. Y además ansiedad, soledad y depresión. En algunos casos el fatal desenlace, el suicidio, se abre camino.

Este tipo de acoso puede ser muy intenso, ya que las redes sociales permiten difundir los mensajes de odio a gran escala y en cualquier momento: las víctimas son atacadas a todas horas, incluso fuera de horario escolar y en fines de semana. El móvil no descansa y, desgraciadamente, siempre le rondan malas ideas. Lo que no quiere decir que también tenga su lado bueno. Pero de este no nos ocupamos en esta ocasión.

A pesar de que la sociedad está cada vez más concienciada sobre los graves efectos del ciberacoso, las medidas para combatirlo siguen siendo insuficientes. En el entorno escolar, muchos profesores, padres y madres y estudiantes no saben cómo actuar ante estos casos.

Normalmente los acosadores actúan desde el anonimato, de manera que es muy difícil identificarlos. Además, las víctimas suelen callar por vergüenza o miedo a las represalias de sus acosadores.

El silencio y el no afrontar la situación son los principales problemas a la hora de detectar el ciberacoso y por eso es muy importante denunciarlo si se sufre o si se conoce algún caso.

 
¿Cómo podemos combatir el ciberbullying?

La sensibilización es crucial a la hora de combatir y prevenirlo. Es necesario concienciar sobre el buen uso de las redes sociales desde la infancia. A la hora de detectar un caso de ciberacoso, también es muy importante detectar posibles cambios de comportamiento, como que la persona se vuelva más irritable si interactúa con algún dispositivo digital.

También puede ser que la persona afectada no quiera ir al colegio o a la universidad, tenga cambios de humor, pierda relación con los amigos o tenga una bajada en el rendimiento de sus estudios.

Una vez detectado el caso, hay que ponerlo en conocimiento de la escuela o centro de estudios para que la directiva active protocolos de actuación: hablar con las víctimas y los acosadores para poner fin al maltrato. Es de gran ayuda acudir a psicólogos y terapeutas.

Las chicas son más vulnerables que los chicos a la hora de sufrir ciberbullying: se calcula que dos de cada tres víctimas son niñas o mujeres. La asociación española Stop Haters apunta que el ciberbullying se produce principalmente en chicas jóvenes de entre 15 y 25 años.

 
Consejos prácticos.
  • Además de denunciarlo de forma inmediata para evitar consecuencias más graves, es importante realizar capturas de pantalla que servirán como pruebas del delito.
  • También es recomendable restringir al máximo la privacidad en redes sociales, y evitar que personas desconocidas puedan acceder a tu información, puedan ver tus fotos o agregarte.
  • Cambia tus claves de acceso de forma regular y bloquea a las personas que te acosen desde el principio para evitar que los ataques vayan a más.
  • La lucha contra el ciberbullying es un asunto que nos afecta a todos: padres y madres, centros escolares, menores y en algunos casos mayores de edad, medios de comunicación, legisladores y gobiernos. Solo con protocolos estrictos se puede vencer.

 

Uno de cada tres estudiantes en todo el mundo es víctima de acoso escolar. Es el preocupante dato de la UNESCO. Un problema que afecta a millones de alumnos en todo el mundo, sobre todo de Primaria y Secundaria, y con fatales consecuencias. Insultos y acoso psicológico son las prácticas más extendidas entre los abusadores, que recurren además a la difusión de rumores y amenazas, también en las redes sociales y al aislamiento de sus compañeros. Una encuesta realizada en España por la Fundación ANAR, entre 10.000 estudiantes, revela que el aspecto físico es la razón mayoritaria por la que se produce una agresión hacia otro compañero.

Para atajarlo es imprescindible la implicación de todos: profesores, padres y compañeros. El 41 por ciento de los estudiantes encuestados señala que ayudaron o defendieron a la víctima. Pero hasta un 22 por ciento no hicieron nada. Hay que trabajar juntos y que ese 22 por ciento se convierta en 0.

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