
Después de varias tormentas….que venga ya la calma!
Vamos a empezar el 2023 con los deseos de que este sea el año de la calma, de la reflexión, de luchar por aquello que
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
Infancia y Adolescencia
Son dos de los trastornos de la alimentación más frecuentes: la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Muchas veces hay dudas sobre cual se padece, pero tienen sus peculiaridades y por supuesto, los especialistas están para detectarlos en cada caso. Cada uno de estos trastornos está asociado con diferentes síntomas, pero a veces coinciden. No son matemáticas. Las personas que presentan cualquier combinación de estos síntomas pueden tener un trastorno de la alimentación y deben ser diagnosticadas. La causa exacta de los trastornos de la alimentación según sugieren las investigaciones son una combinación de factores genéticos, biológicos, conductuales, psicológicos y sociales. Definamos con más precisión las diferencias entre ambos.
La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria grave que puede llevar a la persona que lo sufre incluso a la muerte. Este tipo de trastorno se caracteriza por una excesiva preocupación por la imagen corporal, lo que provoca que la persona experimente una pérdida del control sobre sus impulsos con respecto a la comida. Esta pérdida de control se ve reflejada en los atracones constantes de comida que realiza la persona seguidos de conductas compensatorias inadecuadas que se realizan con la finalidad de controlar el peso como, por ejemplo, vómitos autoinducidos, estar en ayunas, usar laxantes de manera excesiva y/o enemas, practicar mucho deporte, seguir una dieta muy estricta…
Existen algunos signos y síntomas físicos, emocionales y comportamentales que nos indican que una persona puede estar padeciendo bulimia. Entre los principales signos y síntomas se encuentran los siguientes:
El trastorno por atracón está caracterizado por episodios constantes de ingesta compulsiva de alimentos. La persona que padece este tipo de trastorno consume con frecuencia mucha cantidad de comida en un tiempo relativamente corto, teniendo la sensación de haber perdido el control sobre esa ingesta descontrolada. Por lo que después, la persona comienza a experimentar una angustia y preocupación excesiva por haberlo hecho, pero sobre todo por pensar en las consecuencias que esto puede traer a su imagen corporal. Se trata realmente de un trastorno por atracón cuando:
En la bulimia, la persona realiza conductas compensatorias inadecuadas para controlar su peso corporal como, por ejemplo, hacer ejercicio de manera excesiva, provocarse el vómito, el uso de enemas y/o laxantes, etc. En el trastorno por atracón, la persona no realiza ningún tipo de conducta compensatoria para controlar su peso corporal, siente la angustia y malestar generada por haber consumido una gran cantidad de comida, pero no hace nada por intentar cambiarlo.
En la bulimia nerviosa, es muy común que la persona experimente cambios bruscos de peso. Se tiende a subir y bajar de peso en un periodo relativamente corto de tiempo. En el trastorno por atracón, como no hay alguna conducta compensatoria para controlar el peso no suele haber cambios remarcables de peso.
En la bulimia, la persona muestra signos físicos como por ejemplo el desgaste del esmalte dental o el dolor de garganta que presenta debido al ácido estomacal que aparece por haberse provocado el vómito. En el trastorno por atracón, debido a que la persona no realiza conductas compensatorias y este tipo de signos no aparecen. Es común que las personas que padezcan de este trastorno sean personas que después presenten obesidad, condición que no ocurre con frecuencia en la bulimia.
Hemos intentado descifrar un poco más estos dos tipos de TCA tan frecuentes en nuestro día a día. Pero cada caso es un mundo y lo mejor para afrontar este tipo de enfermedades es acudir a profesionales y analizarlos singularmente, porque los matices importan muchísimo, igual que la actitud del paciente y entorno al afrontarlos.
Vamos a empezar el 2023 con los deseos de que este sea el año de la calma, de la reflexión, de luchar por aquello que
Los datos ponen los pelos de punta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 1.000 millones de personas en el mundo viven